Organizando las comunidades misioneras

Estatuto modelo para las Comunidades Misioneras Dehonianas


 

Reuniones de las Comunidades Misioneras

  1. Las reuniones de las comunidades misioneras son ocasiones privilegiadas durante las cuales los miembros manifiestan el amor de Cristo unos con otros y experimentan su presencia reparadora. Las comunidades misioneras se reúnen regularmente y frecuentemente, por lo menos dos veces al mes, en celebración de una amistad mutua y por la pasión de servir al Señor.
  2. Al contrario de otras organizaciones adentro y afuera de la Iglesia, las comunidades misioneras se reúnen no tanto con la intención de organizar eventos, sino parar celebrar y profundizar su unidad por razones especialmente espirituales.
  3. Oración en las reuniones

  4. Las Oraciones Inicial y de Cierre de Reunión, junto con la meditación de las Sagradas Escrituras elevan nuestro reconocimiento de la presencia del Espíritu Santo.
  5. Cada reunión de las comunidades misioneras incluye una formación que promueve la participación activa y el diálogo. La presencia del Asesor Espiritual de la comunidad misionera es especialmente importante.
  6. El Padre Dehon basó sus enseñanzas en el Evangelio y en el Magisterio de la Iglesia. Él quería que sus seguidores hagan reinar el Sagrado Corazón de Jesús, compendio de todo el Evangelio, en sus vidas y en la sociedad.
  7. Las meditaciones estarán basadas en los Evangelios Dominicales del Calendario Litúrgico. Cada meditación ofrecerá tiempo de oración, silencio y diálogo de forma que la palabra de Dios pueda penetrar nuestros corazones. Los misioneros crecen espiritualmente cuando participan en ese diálogo relacionando las palabras de las escrituras con su servicio misionero. Orando y reflexionando, los misioneros usan estas ocasiones para revisar de una forma simple su contacto con los visitados. Ellos intercambian información, revisan los fondos, organizan actividades, hacen colecta para ayudar sus trabajos.
  8. Regularidad y estilo de las reuniones

  9. La regularidad de estas reuniones es la clave para desarrollar un grupo efectivo y de llegar a las metas de la comunidad misionera. Se requiere a las comunidades misioneras reunirse semanalmente o por lo menos cada dos semanas en el mes, y no suspenderlas durante las vacaciones de verano, ya que puede afectar negativamente a los visitados y seriamente impide el crecimiento espiritual de los miembros de la comunidad misionera.
  10. Las reuniones de las comunidades misioneras no deben ser largas. Asuntos ajenos deben dejarse para discusión después de que termine la reunión.
  11. Las reuniones de la comunidad misionera deben mantener una atmósfera de bienvenida, de forma que los misioneros puedan trabajar y compartir sus valores cristianos.
  12. Los misioneros deben mantener las reuniones interesantes, enfocadas, productivas y convenientes para todos los que quieran sumarse.
  13. Otros aspectos de las reuniones

  14. Los misioneros pueden mejorar sus visitas revisando los detalles de la visitas con otros miembros durante las reuniones de la comunidad misionera.
  15. Los misioneros deben tratar de aprender de sus experiencias, buscando conocimientos y consejos de otros misioneros de la comunidad con más arte de ayudar a otras personas. Así todos aprenden, y las soluciones se encuentran más fácilmente cuando todos los miembros analizan colectivamente el problema. En verdad, es en las reuniones de la comunidad donde los miembros pueden experimentar la presencia de Cristo en cada uno y el trabajo del Espíritu Santo.
  16. En cierta forma, estas reuniones se convierten en un vivo testimonio de la presencia reparadora de Dios entre todos nosotros. Estas reuniones fortalecen la unidad y alientan la renovación personal y la dedicación al servicio.
  17. Las reuniones de la comunidad proveen una atmósfera dinámica para aprender sobre la vida, problemas humanos, y soluciones cristianas.
  18. Las reuniones también desarrollan una espiritualidad reparadora que enfatiza el amor y el servicio al necesitado. La amistad entre los miembros alienta al crecimiento espiritual de todos, a una mayor identificación con Cristo.
  19. Visitas a las casas

  20. Desde el comienzo la actividad principal y más básica de las comunidades misioneras ha sido la visita a las casas de los necesitados. Esta es la señal más clara de nuestro llamado misionero, de nuestro compromiso a ir al necesitado, en vez de esperar que ellos vengan a donde estamos nosotros. En su hogar la persona necesitada se siente más libre de contarnos su historia de vida. En esa situación familiar, los misioneros son llamados a escuchar, dar consejo humildemente y a ejercer las obras de misericordia.
  21. Los misioneros nunca deben excusarse fácilmente ni con regularidad de la tradición de las visitas a las casas.
  22. Los misioneros siempre visitan en parejas. Esta práctica da énfasis al grupo como una comunidad, no como una colección de individuos que “hacen sus propias cosas”. La pareja se compone idealmente de ambos sexos, de variadas edades y de diferentes experiencias de la vida, de forma que se pueda formar una mejor perspectiva de la situación de la persona en necesidad y de los variados caminos de acción que se puedan tomar.
  23. Desde el principio, la visita misionera al necesitado fue hecha en parejas para la protección tanto de los necesitados como de los misioneros. El precedente fue establecido por el mismo Cristo cuando Él mando a sus Apóstoles en parejas (Marcos 6,7).
  24. Fondos de las comunidades misioneras

  25. Los fondos de las comunidades misioneras deben ser mantenidos por ellas mismas y no por la parroquia.
  26. Los fondos de la comunidad no deben ser mezclados con los de la parroquia o de individuos. Debe sin embargo informarse frecuentemente al Párroco cómo son usados los fondos.
  27. La intención de las donaciones a las comunidades –ya vengan de la colecta de la iglesia, de los misioneros mismos, de donantes, o de recaudaciones– es enfrentar las necesidades presentes, no es correcto para las comunidades buscar la seguridad financiera acumulando una gran cantidad para las necesidades futuras. Los fondos de las comunidades generalmente no deben exceder el monto de lo que se espera gastar durante los próximos tres meses. Los fondos excedentes deben ser compartidos generosamente con otras comunidades con más necesidades.
  28. Las donaciones a la comunidad deben ser usadas solamente para fines que tengan que ver con el servicio de los misioneros.
Publicado en Revista Encuentro ARG Nº 145
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