Bicentenario del nacimiento de León XIII

Papa León XIII
El Papa expresó que "Entre sus muy numerosas Encíclicas y Cartas Apostólicas, como el hilo en una serie, están las de carácter propiamente espiritual, dedicadas sobre todo al incremento de la devoción mariana, especialmente mediante el santo Rosario. Se trata de una verdadera y propia “catequesis”, que marca desde el principio hasta el final los 25 años de su Pontificado. Pero encontramos también los Documentos sobre Cristo Redentor, sobre el Espíritu Santo, sobre la consagración al Sagrado Corazón, sobre la devoción a san José, sobre san Francisco de Asís. A la Familia franciscana León XIII estuvo particularmente ligado, y él mismo pertenecía a la Tercera Orden. Todos estos diversos elementos me gusta considerarlos como facetas de una única realidad: el amor de Dios y de Cristo, al que no se antepone absolutamente nada. Y esta primera y principal cualidad de Vincenzo Gioacchino Pecci la asimiló aquí, en su País natal, de sus padres, de su parroquia.


Todo Pastor está llamado a transmitir al Pueblo de Dios no verdades abstractas, sino una “sabiduría”, es decir un mensaje que conjuga fe y vida, verdad y realidad concreta. El Papa León XIII, con la asistencia del Espíritu Santo, es capaz de hacer esto en un uno de los periodos históricos más difíciles para la Iglesia, permaneciendo fiel a la tradición y, al mismo tiempo, midiéndose con las grandes cuestiones abiertas. Y lo logró precisamente sobre la base de la “sabiduría cristiana”, basada en las Sagradas Escrituras, en el inmenso patrimonio teológico y espiritual de la Iglesia Católica y también en la sólida y límpida filosofía de santo Tomás de Aquino, que él apreció en sumo grado y promovió en toda la Iglesia.


En este punto, tras haber considerado el fundamento, es decir, la fe y la vida espiritual, y por tanto el marco general del mensaje de León XIII, puedo mencionar su magisterio social, hecho famoso e imperecedero por la Encíclica Rerum novarum, pero rico en otras muchas intervenciones que constituyen un cuerpo orgánico, el primer núcleo de la doctrina social de la Iglesia.
Debemos ahora preguntarnos: ¿en qué contexto nació, hace dos siglos, quien se convertiría, 68 años después, en el Papa León XIII? Europa sufría entonces la gran tormenta Napoleónica, seguida de la Revolución Francesa. La Iglesia y numerosas expresiones de la cultura cristiana se ponían radicalmente en discusión (piénsese, por ejemplo, en el hecho de contar los años ya no desde el nacimiento de Cristo, sino desde el inicio de la nueva era revolucionaria, o de quitar los nombres de los Santos del calendario, de las calles, de los pueblos...). Las poblaciones del campo no eran ciertamente favorables a estos trastornos, y permanecían ligadas a las tradiciones religiosas. La vida cotidiana era dura y difícil: las condiciones sanitarias y alimentarias muy pobres. Mientras tanto, se iba desarrollando la industria y con ella el movimiento obrero, cada vez más organizado políticamente. El magisterio de la Iglesia, en su más alto nivel, fue empujado y ayudado por las reflexiones y por las experiencias locales a elaborar una interpretación global y con perspectiva de la nueva sociedad y de su bien común. Así, cuando, en 1878, fue elegido al solio pontificio, León XIII se sintió llamado a llevarla a cabo, a la luz de su extenso conocimiento de alcance internacional, pero también de tantas iniciativas realizadas “sobre el terreno” por parte de comunidades cristianas y de hombres y mujeres de la Iglesia.


Fueron de hecho docenas y docenas los Santos y Beatos que, desde finales del siglo XVIII hasta principios del XX, buscaron y experimentaron, con la creatividad de la caridad, múltiples caminos para llevar el mensaje evangélico al interior de las nuevas realidades sociales. Fueron sin duda estas iniciativas, con los sacrificios y las reflexiones de estos hombres y mujeres las que prepararon el terreno de la Rerum novarum y de los demás Documentos sociales del Papa Pecci. Ya desde el tiempo en el que era Nuncio Apostólico en Bélgica, él había comprendido que la cuestión social se podía afrontar de manera positiva y eficaz con el diálogo y la mediación. En una época de áspero anticlericalismo y de encendidas manifestaciones contra el Papa, León XIII supo guiar y sostener a los católicos en el camino de una participación constructiva, rica de contenidos, firme en los principios y con capacidad de apertura. Inmediatamente después de la Rerum novarum se verificó en Italia y en otros Países una auténtica explosión de iniciativas: asociaciones, cajas rurales y artesanas, periódicos,..."


Un vasto “movimiento” que tenía al siervo de Dios Juan León Dehon como
fiel predicador.
P. Juan León Dehon